Los 193 equipos negociadores de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio+20 alcanzaron este martes un acuerdo de mínimos que al menos servirá para que los más de 100 jefes de Estado y de Gobierno asistentes al cónclave puedan salvar la cara durante los próximos tres días. Poco después de conocerse los detalles del borrador de conclusiones de la cumbre, las organizaciones ambientales se apresuraron a tacharlo de "decepcionante" o de "fracaso colosal". Sin embargo, el ministro de Exteriores brasileño, Antonio Patriota, principal promotor del consenso, salió al paso de las críticas tachando el acuerdo de "satisfactorio", aunque la delegación de la Unión Europea (UE) lo rebajara a la categoría de "único trato posible". "Es lo mejor que podemos conseguir", se pronunció en la misma línea el secretario general de Rio+20, el chino Sha Zukang.

Efectivamente, esta cumbre tropieza abruptamente con la crisis galopante que sufren las potencias occidentales, algunas de ellas opuestas frontalmente a ciertos avances que supongan destinar más recursos económicos al desarrollo sostenible. Lo que no falta en el documento de 49 páginas titulado El futuro que queremos son generalidades.

No se prevén nuevas fuentes de financiación para políticas de desarrollo sostenible

El documento parte de la reafirmación de los principios alumbrados en la Cumbre de la Tierra de 1992, también celebrada en Río, cuando los líderes firmaron tres convenciones internacionales sobre cambio climático y biodiversidad, y la Agenda 21. Como en aquella ocasión, el nuevo documento establece que el desarrollo sostenible es una responsabilidad compartida por todos los países del planeta, aunque con diferencias en función de su nivel de desarrollo. Los países asumen que la erradicación de la pobreza es el mayor desafío global e implícitamente amplían el campo de actuación para su combate, puesto que en el borrador anterior se hablaba de "extrema probreza".

La falta de alcance de este acuerdo se vislumbra en varios puntos. Por ejemplo, el borrador no contempla que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) adopte la forma de nueva agencia de la ONU, aunque sí se asegura que los países firmantes se comprometen a fortalecer el papel de este programa.

De momento tampoco habría nuevas fuentes de financiación para el fomento de las políticas de desarrollo sostenible, si bien se admite que los países en vías de desarrollo no pueden afrontar solos este reto. En este sentido, el documento se limita a anunciar el lanzamiento de un proceso intergubernamental de consultas con el objetivo de analizar las necesidades de cada país y buscar futuras vías de financiación. Occidente pide que países emergentes con buena musculatura económica, como Brasil y China, pasen a formar parte del grupo de donantes.

Uno de los asuntos sobre los que se vertían más expectativas se refiere a los océanos, aunque finalmente la Conferencia tampoco entra en compromisos concretos y simplemente insta a los países a crear instrumentos jurídicos en el marco de la Convencion de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) para la conservación y el uso sostenible del medio marino.

 

Las organizaciones ambientales y defensoras de los derechos humanos reaccionaron con virulencia tras el anuncio del acuerdo. "Una madrugada de negociaciones para que los diplomáticos acaben decepcionando al mundo. Deberían sentir vergüenza de su incapacidad para alcanzar un acuerdo en un asunto tan crucial", declaró Jim Leape, director general de la ONG ecologista WWF.

Matthew Gianni, de High Seas Alliances, criticó la postura de los anfitriones sobre la protección de los océanos. "Una de dos, o Brasil le está dando a los EE UU lo que quiere, o cambió de intenciones". Por su parte, el representante de Oxfam, Stephen Hale, manifestó que esta cumbre "debería ser un punto de inflexión, aunque no es esto lo que estamos viendo".

Bajo fuertes presiones del Vaticano, que está presente en calidad de observador de la ONU, la delegación brasileña se vio forzada a eliminar del texto la expresión "derechos reproductivos", que se refería a la autonomía de la mujer para decidir sobre su maternidad. En el borrador aprobado tan solo se habla de "salud reproductiva" para no levantar ampollas en la santa sede. Patriota admitió sentirse "personalmente frustrado" por esta alteración del texto final.

A la cumbre de Río  asisten este miércoles más de un centenar de mandatarios, pero también habrá sonadas ausencias, como las de los líderes de EEUU. Barack Obama, Reino Unido, David Cameron, o Alemania, Angela Merkel. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tendrá únicamente una presencia testimonial para hacerse la foto de familia y hacer un pronunciamiento en la segunda sesión de trabajo.

Decargar el acuerdo

Fuente: Diario El País

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